Entre orfandad y naufragios atisbo veleros al atardecer

Entre los azules del mar y el cielo encuentro los límites que me contienen.

Y la incertidumbre danza con el viento de levante,

tostando bajo el sol los miedos de hace un mes.

Salir a un mundo algo más cálido, menos hostil.

De oleaje más salvaje y más reconocido por mí.

Va calmándose el caballo desbocado de mi pecho,

suspiro con el viento que me lleva lejos…

a tierras de antes.. a la libertad.

Y lloro ríos que desembocan en este mar conocido,

que me limpia, que me mece, que me acuna.

Y entre orfandad y naufragios atisbo veleros al atardecer.

Reconozco el rugir de las olas y comienzo a reconocerme a mí.

Casi me muero querida mía, casi no estoy aquí…

y va saliendo el aire del pecho al verme de nuevo en el cabo donde las gatas son desiertos de arena y mar.

Y aflojo… y me sigue asustando tanto mi vulnerabilidad… y aflojo…

Y entre baño y baño me reencuentro con mi alegría.

Reconociendo mi niña hecha de mar, mi adolescente de oleajes y la mujer salada que soy.

Este mar que se lleva todo aquello que ya fue.

Este mar tan mío, este estar para mí.

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